Regálame tu calma, aprende a entenderme, entiende que a veces rio sin motivo, que lloro de felicidad o cuando extraño a mi familia; que cuando no tengo ganas de hablar emito una sonrisa tímida. Que no puedo estar enojada por mucho tiempo, que olvido fácil, que me cuesta reconocer mis defectos, y tal vez tú cuentes más de los que yo tengo presentes.

Regálame muchas horas de tu tiempo y a mi cuerpo sedúcelo con preguntas.

Regálame tu presencia que me azora.

Regálame una taza de café, para recordarte todas las mañanas. Un beso donde tengo las ojeras. Chocolates amargos. Un pastel o tu comida favorita. Espacio en tu almohada. Las fotografías que tienes arrumbadas en alguna caja olvidada de recuerdos.

Regálame la sencillez de pensar como tú. Tus secretos inconfesables. Tus anécdotas más aburridas. Tus desvaríos y ríe con los míos. Tus mañanas.

Regálame explicaciones largas no pedidas. Tus palabras férreas. Tu humor de cada día. Tu sonrisa adorada.

En mi cumpleaños quédate otro ratito a mi lado.